El Conquistador español provenía de una Europa marcada por su rígida sociedad estamental, donde quienes no poseían bienes y riquezas tenían muy pocas posibilidades de modificar su situación social.
Los Conquistadores y Colonizadores no procedían de la clase alta o dirigente (la nobleza, excepto la más baja NO se embarcó hacia América). Se trataba de hidalgos (hijos dalgo = “hijos de algo”, es decir gente sin apellido de cristiano viejo que buscaba colocarse en la nobleza) segundones, artesanos, algunos labradores, pastores, marineros, mercaderes, clérigos, oficiales reales y representantes de las múltiples profesiones liberales de la época. Abrazaron su oficio por necesidad, no por vocación, salvo casos muy excepcionales.
Albergaban la ilusión de superar su condición y acceder a privilegios que en Europa estaban reservados a la nobleza.
La mayoría de ellos no tenía experiencia militar por lo cual se convirtieron en improvisados combatientes una vez en América.
No eran gente culta, pero debe tenerse en cuenta que en el siglo XVI, incluso las clases altas adolecían de cultura. La educación constituía un fenómeno eminentemente urbano, y aprendían a leer aquellos cuyos oficios así se lo exigían (clero, nobleza, mercaderes, profesiones liberales, funcionarios) y los que podían adquirir un libro, cuyo precio resultaba prohibitivo para muchos. Se acababa de inventar la imprenta y la oferta de libros era aún mínima.
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